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Error y descubrimiento
Un día imaginé pintar un cuadro en acrílico inspirado en un rincón del Barrio del Born.
En el cuadro imaginario se encontraba un mendigo que miraba fijamente al espectador con un gesto de estupor e incredulidad.
El dibujo se me hacía complicado, tenía una perspectiva atrevida y me puse a prueba.
Como ayuda, utilicé marcadores de colores para dibujar líneas guías sobre él lienzo y así pintar pintar sobre ellas.
El dibujo era tan complicado que estuve días dibujando y borrando los errores con un papel de cocina empapado en alcohol.
Me equivocaba una y otra vez.
No me salía!
Cometí tantos errores que tuve que limpiar mucho.
De pronto, caí en cuenta que la pintura no estaba en el lienzo sino en el pedazo de papel absorbente con que limpiaba.
Utilicé el lienzo como base, lo llené de pintura y me dispuse a limpiar. Utilicé el papel en un 100%. Me impresioné al comprobar cómo una serie de errores se podían convertir en aciertos.
El primer resultado fue asombroso.!
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Gracias a mi hijo Adrián aprendí a valorar el error.
Adrián es guitarrista de Jazz y está acostumbrado a improvisar, es decir, a crear música en vivo.
Los músicos de Jazz están atentos a todo lo que ocurre sobre el escenario y muchas veces aprovechan el error como elemento creativo de expresión.
Cuando Adrián vió lo que estaba haciendo me dijo, -Padre, eso tiene Jazz!-
A partir de ahí, empecé a improvisar.
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Desde ese momento, y al ritmo del Jazz, enfoqué toda mi atención en el papel absorbente de cocina.
Utilicé marcadores de colores para pintar directamente sobre el papel, pero no sirvió. El papel se rompía continuamente.
Repetí la operación una y otra vez sin éxito.
Me di cuenta que la única manera de pintar el papel era limpiando. Cogí varios platos, vasos y cubiertos y los cubrí con diferentes tipos de pinturas, esperé a que se secaran y cogí una hoja de papel de cocina y empecé a limpiar.
Poco a poco el papel se iba convirtiendo en un lienzo pintado.
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Diseñé una técnica para secarlo.
Una vez seco, le apliqué calor con una plancha y un poco de cera para darle más brillo y sedosidad.
Al aplicarle calor pude separar las dos capas que tiene una hoja de papel absorbente y con esto obtuve dos estampados iguales.
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Con la práctica logré producir pinturas más complejas pintando más de una hoja de papel a la vez.
En poco tiempo pude controlar la simetría y las proporciones, aprendí a hacer efectos y anticipar, de alguna manera, los resultados.
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